jueves, 8 de julio de 2010

EL POLVAZO DEL MES!




Bueno, muchos ya sabréis quien es esta mujer…y quien no lo sepa… ya puede ir largándose, vergüenza debería daros!
En fin, se trata de Megan Denisse Fox, nacida un 16 de Mayo de 1986 en Tennessee, EEUU.
Antes de saltar a la fama por la película de Transformers(2007), había participado en otras series y películas, pero la de los robots la catapultó a la fama y a las portadas de todas las revistas del mundo.

¿Por qué es la encargada de inaugurar la nueva sección de ‘’El Polvazo del Mes’’? Os dejo un par de razones para que penséis o hagáis otras cosas…










Esta norteamericana es el prototipo de mujer perfecta con esos ojazos azules tan hipnóticos, esos labios carnosos y brillantes, su piel dorada, su larga melena chocolate y sobretodo destaca de las demás sex symbols por los tatoos que adornan su piel.

Suele salir en la prensa del corazón con comentarios algo…inapropiados (como llamar Hitler al director de Transformers, lo que le ha costado que prescindan de ella en la 3ª entrega), pero esto demuestra que Mega Zorra…digo… Megan Fox no tiene pelos en la lengua y le echa cara al asunto.
Tiene pinta de superficial y de descerebrada a primera vista para algunos (gentuza!), pero cuando ves sus entrevistas comprendes que es una persona que mantiene su vida privada al margen de la profesional, es una gran amante de los comics y los videojuegos (una freaky muy muy sexy mmmm) y el único defecto que le encuentro… es…
QUÉ ESTÁ CASADA! Sí, se casó en secreto hace unas semanas y ahora aparece ya convertida en la Sra. Green. (Es desgraciado…afortunado que la ha logrado retener a su lado es Brian Austin Green, que salía en Sensación de Vivir).



¿Más razones para amar a una mujer que lleva en el nombre implícita su condición? Os dejo más regalitos para la vista.
Después mejor una ducha fría porque… ay omá… por mujeres como esta mandaría a la mierda a los tíos!




Así que haciendo honor a la sección (estamos de estreno gente!) habría que imaginar ,como en nuestros mejores sueños húmedos, como sería encontrarte a Megan a tu lado en la cama y recordar la intensa noche pasada.
Sin duda verte con Megan cara a cara debe dejarte un tanto… en shock…contemplar esos ojos azules de aspecto felino recorriendo tu cuerpo y notar esa sonrisa pícara en sus labios. Eso es justo lo que sucedió.




No dudé en acercarme para poder rozarlos con los míos, poder morderlos e introducir mi lengua poco a poco para jugar con la suya.
Beber de sus labios no es nada comparado con poder acariciar su cuerpo, perfecto, con curvas y piernas infinitas. Ir bajándole la cremallera del vestido descubriendo su espalda decorada con esos tatuajes que la hacen aún más sexy…

Dejé caer su vestido y la acorralé contra la pared más cercana para notar su cuerpo contra el mío. Esa calidez mutua… advertir su agitada respiración provocada por mi caricias. El conjunto de ropa interior le sentaba bien, pero estaría mucho mejor sin él, por lo que mientras trataba de quitarle el broche del sostén perdida aún en esos carnosos labios rosados ella se deshizo de mi ropa dejándome en idénticas condiciones.
Me separé de ella y la miré desafiante, pero solo ella consiguió intimidarme con esa voz tan sugerente guiándome a la gran cama de la habitación. Verla allí tumbada esperándome hizo que fuera hacia ella con ganas de poseerla toda la noche, de admirar su cuerpo de cerca.
Acechando a la presa cual felino gateé quedándome sobre ella, inclinándome para besarla pero dejarla con la miel en los labios, esquivándola y atacando su cuello embriagándome con su perfume, jugando con mi lengua, bajando por la clavícula, tironeando del sujetador aprovechando que estaba suelto lanzándolo fuera de la cama.
En la penumbra podía contemplar sus pechos, pude atrapar uno de sus erectos pezones entre mis dientes estimulándolo a la vez con la punta de la lengua.
Sí…podía escucharla gemir y gruñir aferrándose a las sábanas sedosas que recogían la forma de su cuerpo de diosa.
La hice sufrir mientras bajaba una de las manos por su abdomen, bajando hasta alcanzar el borde elástico de su tanga a conjunto con el sostén perdido ahora. Alcé la mirada para comprobar como se retorcía y se mordía el labio inferior al ir notando como mi mano, entre la piel y la tela, descubría su monte de Venus suave y cada vez más mojado a medida que bajaba.
Sonreí con malicia incorporándome susurrándole al oído palabras que la estremecían y también la animaban a luchar contra mi sujetador reventando el broche trasero quitándomelo con ansia.
Nadie mejor que una mujer para darle placer a otra mujer, y eso es lo que prendía estimulándola con maestría.

No pensé que fuera tan salvaje, pero invirtió las posiciones reteniéndome contra el colchón, besándome con fuerza y rozando sus caderas contra las mías. Si supiera el calor que estaba pasando…
Ella solo quería avivar ese fuego y acariciando mi costado con la punta de sus uñas se aferró al borde de mi última prenda haciéndola descender deslizándola por mis piernas, acomodándose entre ellas.
Podía ver aquella mirada celeste brillante, perdiéndose...

Me faltaba el aire… notaba la garganta reseca… aquello era una tortura demasiado placentera para ser real. Miré para creérmelo y vi su cabellera rebelde color chocolate con el resto de su figura a mis pies.
-Ahh…
Tironeé de las sábanas tratando de reprimir los gemidos que amenazaban con salir. Su lengua pasó por toda mi zona íntima, entrándose en juguetear con mi clítoris que ardía y mandaba descargas eléctricas cada vez que ella lo atrapaba entre los dientes.
-Joder…
En un movimiento constante recorría toda la zona haciendo que me volviera aún más descontrolada. Introducía la lengua hasta lo máximo que podía, hacia el interior de mi vagina. Respiraba irregularmente y notaba las vibraciones ascender por mi cuerpo.
Algo ida volví a abrir mis orbes esmeraldas encontrándome con su rostro pegado al mío, se había situado totalmente tumbada sobre mí y no dudé en probar sus labios empapados de lo que ella misma había provocado.

Necesitaba notar que moría en mis brazos y yo en los suyos, por lo que volví a buscar a ciegas su entrepierna, esquivando su tanga que acabó roto por los movimientos de mi mano masturbándola.
Cada vez que ella introducía sus dedos en mí yo se lo devolvía y acallábamos nuestros jadeos y gemidos desgarradores en la boca de la otra, recubiertas por una fina capa brillante de sudor.
Notaba mi mano cada vez más mojada y me costaba concentrarme. La mano libre había ido directa a sus pechos y viajaba a su trasero fugazmente.
Trataba de profundizar en su coño y era fácil por lo húmeda que estaba, moviendo mis dedos para acentuar aquel placer.
-Ahhh…Megan…
En una batalla suicida nuestras lenguas sucumbían al sentir que nuestros cuerpos se daban por vencido, que ya era insoportable aquel calor.
Arqueé la espalda dejándome ir pegada a ella, sintiendo las contracciones de su vagina presionando mis dedos empapados de ella.
Con un lastimero y provocador gemido cerca de mi oído se desplomó a mi lado exhausta. Traté de recuperar el aire que necesitaba y me giré hacia ella.
Megan se volvió también y acarició mis labios humedeciéndolos para después volver a probarlos alargando aquel beso hasta que lo finalizó cerrando los ojos apoyándose en mi pecho relajada al fin, caldeando mi cuerpo con el fuego de su piel dorada iluminada por la luz de la luna de media noche que entraba por la ventana.

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