martes, 25 de mayo de 2010

¡Pillados!



Que follar al aire libre es una experiencia genial lo sabemos todos. Sin embargo y por mucho que nos mole, es algo que debemos tener muy controlado para que no se nos echen encima los problemas. Y no sólo me refiero a los polis, no, sino a toda una generación de viejos verdes mirones o de gente con cámara en mano que busca sacarse unas pelillas con los polvos ajenos.


Sitio público donde folles, mirón que te vas a encontrar (a no ser que sea un lugar en el quinto coño que no conoce nadie). Es tan frecuente que debería formar parte de las leyes de Murphy. Quizá pueda dar morbo tener a un chaval (o a una chavala, claro) de unos 22 años mirando mientras folláis (y quien sabe, igual hasta sería un puntazo que se sumara a la acción)... Pero es que generalmente de esos no hay, y cuando estás en la faena y levantas la vista te encuentras con una jauría de viejos verdes recién salidos del Centro de Día, con la baba cayendo por tener mal ajustada la dentadura y tocándose el nabo a través de los pantalones de pana. Y no hay nada peor que eso, no lo hay, es como si estuvieras follando y de repente se te apareciese la virgen diciendo tener una misión para ti: Que te desconcentra, vamos.

Mirones buenorros del mundo, ¿Existís? ¿Dónde estáis?




Y lo peor de todo no es encontrarte con el abuelo de tu mejor amiga haciéndose un pajote a tu costa (y a la de tu pareja), sino que encima te graben. Sí, que graben tu polla danzarina y luego la suban a Internet para hacerse unos euros. Que coño, si te preguntasen cariñosamente y compartiesen beneficios a lo mejor estaría bien... (eso de "o follamos todos o la puta al río") pero no, coño, no, encima de que te graban tus partes pudendas y esos momentos en los que gimes como un perro en celo, en cuanto los pillas se piran corriendo y te dejan con el culo al aire. Porque vídeo que se sube a la Red, vídeo que no desaparece, y no es plan de llegar un día al curro (o al instituto, o a la universidad) y encontrar tu careto vicioso empapelando cada rincón de la pared.

En fin, chicos, que a veces hay que tener mucho cuidado y cubrirse las espaldas para evitar que tu madre se descargue una película romántica por el eMule y acabe viendo el revolcón del verano pasado en la playa. Y es que a veces, por mucho que exciten otras cosas... Lo mejor es una cama (y unas persianas bajadas, claro...). ¿Verdad?

 
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