jueves, 25 de marzo de 2010

Ser sumisa también es un arte


Chicos/as os dejo con un nuevo relato siguiendo con el tema "sumisión" espero que os guste.

Ser sumisa también es un arte

Comencé a salir con él, por ese afán que tenemos las chicas de reeducar a los chicos malos. Él era un auténtico chico malo y yo una señorita bien educada perteneciente a la burguesía catalana y a la espera de terminar mis estudios para casarme bien con algún arquitecto o algo por el estilo. Poco sabía que ese verano de hace un año, el de mis 19 años, cambiaría mi forma de entender la sexualidad y pasaría a gozar solo siendo un objeto sexual de cualquiera y porque no decirlo siendo una cualquiera.

Me enamoré como una loca de ese chico que cambió mi vida, desde que lo vi en la discoteca me llamó la atención por su belleza y la despreocupación que mostraba apoyado en la barra. No pude resistir ir a pedir para estar cerca de él y buscar su atención para lo que me desabotoné la parte inferior de la blusa y até la parte inferior quedando mi vientre a la vista.

Fue relativamente fácil captar su atención y a los pocos minutos ya nos habíamos enrollado, y minutos más tarde ya tenía su mano por debajo de mi falda y colocada en mi sexo. Nunca he permitido que en el primer momento tocasen mi sexo y menos en la primera cita, pero sentía una extraña atracción hacia él. No sé si sería por el alcohol, el magnetismo de él o su insistencia que terminamos follando en el lavabo de la discoteca.

Me follo rápido apoyando mis palmas sobre el alicatado levanto mi falda, bajo mi tanga y empezó a follarme con fortísimas embestidas mientas agarraba mis tetas. Se corrió, no me preguntó nada, si me había gustado o algo por el estilo, nada no preguntó nada. Simplemente levantó la taza del inodoro y arrojo mi tanga accionando inmediatamente el agua por lo que aunque no lo tragó no quise recuperarla.

- No quiero verte más con bragas y salió del servicio.

Al salir estaba hablando con sus amigos, sin duda de mi y su follada. Se giró hacia mí y me dijo:

-A partir de este momento, a todos los chicos nos tratarás de amo o señor, bajarás la mirada ante nosotros y harás todo, escucha bien, TODO, lo que nosotros queramos y nosotros te llamaremos como mejor nos plazca. ¿Has entendido perrita? Abre tus piernas en cuanto te sientes en el coche.

-Si amo

Subí a su coche y nos dirigimos hacia la casa de uno de sus amigos por lo que pude descifrar al escuchar sus conversaciones. A penas hube abierto mis piernas, sus mano derecha se dirigió a mi rajita, donde se detuvo un buen rato acariciándome sobre el tanga alterando la velocidad de los movimientos. Me volvía loca lo que hacía, estaba completamente fuera de mi, gemía de placer y cuando estaba por alcanzar el primer orgasmo de la noche retiró su mano. Sabía que no podía correrme hasta que él me autorizara, aún así empecé a mover mis caderas, pues el roce con la tela me seguía dando placer. Mi amo sonrió al verme y me preguntó si quería correrme, con lo caliente que estaba no lo dudé un segundo para asentir fuertemente con la cabeza. Me dijo entonces que para eso tenía que comprometerme a ser su perra para siempre. Acepté sin dudarlo.

No había dejado de mover mis caderas, pero en un segundo su mano volvió a ubicarse en mi entrepiernas y retomó los movimientos, aunque con algo más de presión. Volvía a gemir como perra y no tardé más de 3 minutos en correrme, en lo que me pareció el mejor orgasmo de mi vida. Me quedé en esa posición jadeando, pero él siguió con moviendo su mano, ahora por debajo del tanga, lo que hacía que el hilo se incrustara aun más en mi culo, con lo que no tardé mucho en calentarme de nuevo. Cuando empecé a gemir de nuevo retiró su mano y me dijo que le abriera el pantalón y le diera una mamada hasta que se corriera en mi boca y después se la limpiara con la boca hasta dejarla reluciente.

Abrí su cinturón, bajé su cremallera hasta que finalmente saqué su polla que, con lo excitado que estaba, apuntaba directamente hacia mí. No era muy grande, pero sí bastante gruesa.Con una mano la sujeté, mientras la otra masajeaba sus huevos. Luego empecé a lamer su cabeza, metía su glande en mi boca, pasaba mi lengua por él y luego lo sacaba apretando los labios. Hice eso un par de veces, para después recorrer todo su tronco y base con mi lengua dejándolo completamente mojado con mi saliva. Cuando sentí como palpitaban las venas de aquel poderoso miembro, me agarró por el pelo y me la enterró hasta la garganta, lo escuchaba gemir, mientras con una mano movía mi cabeza de arriba abajo follándome la boca, y con la otra conducía. Finalmente se descargó en mi garganta. Sentí como 3 chorros de su cálida leche inundaban mi boca, tragué todo y en ese momento sentí que disminuía la presión en mi cabeza, y tal como me había ordenado, seguí chupando y lamiendo hasta dejarla completamente limpia.

-Muy bien zorra, hemos llegado. Debo decir que te has portado muy bien, y como premio en la casa hay 6 hombres más dispuestos a ayudarte con esa calentura que veo que no se te quitó por nada – hizo una pausa, mientras abría la puerta del coche – Bienvenida a tu despedida, desde la próxima semana serás otra.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Para cuándo segunda parte?

Anónimo dijo...

quierooo que continuee!! jooo
porfa escribid mas coas de estas xD seguid la historiaa pliss
muy bueno!

Cocky dijo...

Si preferis el tema "sumisión" para los relatos, haré más sobre él. De este posiblemente haga una segunda parte o empiece uno de tirada quincenal, aun no lo sé pero tendreis más, lo prometo xD Graciasssss

fosforo dijo...

Felicidades por el relato Cocky

Anónimo dijo...

La historia está bastante bien, pero contiene algún pequeño error: ¿Cómo es que él tira su tanga al inodoro, ella dice que NO lo quiere recoger y luego resulta que en el coche sigue llevando tanga?

 
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